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En esta obra podrás conocer las capacidades del hombre, su misión evolutiva en el espacio cósmico y un sinfín de respuestas a preguntas que nos hacemos desde los albores de la Humanidad. Cada uno de esos contactos son transcritos literalmente, tal cual han sido canalizados, para que el lector tenga acceso al conocimiento directo de los mismos, sin interpretaciones de terceros. Eyin y la autora les invitan a iniciar la senda de su búsqueda de la verdad. VIRGINIA DANGMA, nacida en Málaga el 10 de octubre de 1981, es una joven escritora que se dio a conocer a comienzos de 2011, participando en numerosos programas de radio y revistas internacionales especializadas. En el año 2006 comenzó a contactar con su guía: un Ser de la constelación de Orión que hasta la fecha la orienta y responde a sus preguntas de forma psicográfica, dando a conocer en este libro, sin modificación alguna, todo cuanto le responde, con la pretensión de llevar luz a los corazones de los hombres. Virginia estudia ciencias físicas, metafísica e hizo incursión en el mundo de la investigación paranormal creando, junto con su hermana, el grupo de Investigación Paranormal Mundo Oculto (G.I.P.M.0). Su libro Avisos del Cielo es sin duda una herramienta de inapreciable valor para el hombre actual. En él encontraremos respuestas que nos harán reencontrar los valores que todos tenemos y, al mismo tiempo, nos abrirá los ojos para analizar errores cometidos que no debemos pasar por alto. La visión que nos ofrece a través de sus contactos nos ayudará a despejar incógnitas que, durante siglos, han maniatado al Hombre en su evolución, tanto personal como colectiva, brindándonos una esperanza para el futuro y una advertencia para el presente. En el universo, existen millones de estos Resonadores que están esperando nuestra energía. Hay que tener en cuenta que cada pensamiento tiene una frecuencia determinada y que hará vibrar a esos núcleos de energía que estén en esa misma frecuencia. Para el ser humano, para la ciencia, todo esto está ya más que reconocido, pero aún no se comprenden el alcance ni la trascendencia que implica todo ello. No estamos solos, y eso es indiscutible teniendo en cuenta que en el universo hay muchísimos más mundos que granos de arena en toda la Tierra. Desde el principio de los siglos el hombre hace alarde de poder comunicar con los dioses. Si nos remontamos miles de años atrás, veremos cómo todas esas maravillosas civilizaciones dejaron inscrito su saber en sus monumentos colosales, en sus estelas, sus tumbas, templos... Egipcios, mayas, sumerios, aztecas... todos ellos dejaron claro que su saber era divino, que procedía de esos seres que ellos identificaron como dioses. Pero, ¿y si no lo eran? ¿Y si sólo fuesen hombres de otros mundos, cuyo avance era muchísimo más evolucionado que el nuestro? ¿Y si sencillamente eran nuestros hermanos del cosmos? Para todo aquél que se esté echando las manos a la cabeza y pensando que es una locura, le diré que más loco está quien piensa que el universo es sólo nuestro, que somos los únicos seres de toda la creación que tienen el privilegio de existir. No hay peor ciego que el que no quiere ver. El universo es en sí energía, energía que unida a unas determinadas leyes forman lo creado. Pero de esto hablaremos más adelante pues de éstas y muchas más cuestiones vamos a tratar. Desde mi infancia he tenido muchísimas experiencias para-normales, a las cuales nunca había sabido encontrar una explicación. Me considero una persona normal, pero siempre he tenido un gran amor y respeto hacia todo lo que la naturaleza y el universo habían creado. No obstante, he de exponer que todos los hechos que me han ido sucediendo me vienen de familia, puesto que todos los que la conforman hemos participado de las experiencias de mi madre, siendo testigos de sus comienzos visuales y telepáticos con un ser interestelar. He visto realmente un OVNI, el cual estaba allí con fecha y hora previstas para el encuentro. Más tarde, el encuentro y la abducción de mi madre con un ser de la constelación de Sirio, llamado ANNIEI. El contacto de este ser y mi madre duró muchos años y la hizo partícipe de unos conocimientos que sólo ellos le podrían otorgar y que quedaron recogidos por la sipcografía. Pasaron los años, y aunque desde temprana edad he estado relacionada con estos temas, nunca fueron importantes para mí. Sin embargo, un buen día, después de un sueño con un ser que era físicamente igual al que mi madre había descrito, tuve la misma necesidad que ella de contactar. Al principio eran círculos sin sentido, palabras que no tenían aparentemente ninguna trascendencia, pero con el paso de los meses se convirtieron en palabras totalmente inteligibles, la frecuencia de esos contactos era cada vez mayor y las preguntas se sucedían en mi mente como si alguien quisiera que se las hiciese. Empezaré con mis primeros contactos, analizando cada punto de ellos, y teniendo en cuenta la rapidez con la que me venían lasrespuestas a mis preguntas y que con tui edad no tenía ni conocimientos ni bases para formularlas, mucho menos que en cuestión de unos pocos segundos yo podía escribir una respuesta con un contenido para el que ni yo ni mucha gente tiene capacidad de respuesta. (Habrá muchas palabras que por la rapidez de la escritura y, teniendo en cuenta que la letra no se parece en nada a la que yo habitualmente utilizo, no he podido descifrarlas; en su lugar insertaré puntos suspensivos.) * * * Demos un salto en el tiempo, viajemos a miles de años atrás, cuando existieron aquellos hombres ricos en sabiduría y conocimientos que muchos identificaron como seres «iluminados». Conocían acerca de la Creación, de la evolución del hombre, de su cosmogonía y de su cosmología, e intentaron hacer partícipes de sus conocimientos a aquellos que decían ser los iniciados y que eran personas con una mente abierta y clara que comprendían a la perfección las bases y doctrinas de esos conocimientos que les eran transmitidos. Es evidente que el hombre anterior no era igual que el hombre actual. Ellos buscaban la verdad, ejercitaban la mente y hacían reflexiones en lo referente a todo aquello que les rodeaba. Entendían la naturaleza como algo divino que les era donado con el respeto que indiscutiblemente les merecía, como algo que había sido puesto por la gloria del Creador y que nadie, absoluta-mente nadie, podía intervenir negativamente en esa cadena de evolución propia. Sabían que había algo más, una energía divina que era y es la que mueve la armonía, el amor y la vida en toda la Creación: EL SOPLO DIVINO DIJO SER. Entendieron que el hombre no era un animal que podía escudarse en sus malos actos, apelando a la mente irracional, sino que por el contrario era dueño de sus impulsos y de sus acciones como tal. Tenía que responder para bien o para mal de todo lo que había realizado a lo largo de su vida. Entendían que la vida se les dio para que fuera respetada y adaptada a las necesidades del propio ser, y que bajo ningún concepto esas necesidades podrían ser negativas y dañar o perjudicar a lo creado, ya fuera de su especie o de otra. El ser humano era uno más entre los que el Supremo había regalado en su gran Omnipotencia, para esta escala evolutiva. Tenía que ser pensante, racional, justo, y sobre todo respetuoso con su entorno. En él no podía albergar la maldad, ni los malos propósitos; tenía que ser puro dentro de lo puro, porque en su esencia estaba parte de esa energía creadora, divina y que lo mueve todo. Tenía que saber amar, puesto que del amor había sido engendrado. Su aspecto era bello, armónico, como también habría de haberlo sido su espíritu, pero ese espíritu fue enfermando, cada vez más, hasta llegar a la decadencia, en la cual el ser humano sólo se jactaba de todo lo que podía poseer y destruir. Fueron dañando a ese espíritu divino, que era el que los hacía comunicarse con el Ser Creador, perdiendo por completo los valores que en un principio se les habían otorgado. Esos valores que realmente eran y son los que promueven el verdadero espíritu en armonía, en sintonía con todo lo que un principio pudo ser creado y todo lo que en un futuro podrá volver a ser; ese espíritu que era parte de la mayor divinidad y que todo lo creado, absolutamente todo lo creado, lleva en su esencia. Todo partió de lo mismo, nosotros, vosotros, el todo... y todo algún día volverá al sitio de donde partió, a esa gran energía crea-dora cósmica, porque todo es la sabia obra del Supremo. Ya ves lo que tu especie puede conseguir: alegría y armonía para nadie y sufrimiento y dolor para muchos. Y ese es el mismo motivo por el cual aquellos seres maravillosos de la Tierra que eran partícipes de esos enriquecedores conocimientos que todos deberíais tener, no volverán jamás, porque el verdadero conocimiento sólo puede pertenecer a seres que posean una verdadera racionalidad. Eyin Éste es el último mensaje que he recibido hasta ahora, pero he decidido situarlo al principio de este libro para que aunque sólo sea por una mera curiosidad, el lector continúe hasta el final; con el fin de que la esencia de todos los mensajes lleguen a ser aprendizaje y no sinrazón. Que la razón ilumine vuestro camino Cuadragésimo tercer contacto Recibido: el 21 de febrero de 2009, a las 20.15 He venido a traer luz a los corazones de los hombres de tu tierra. A ofrecer una nueva oportunidad al ser, para que entienda a través de su conciencia hasta dónde ha llegado el daño de sus malas acciones. No hay excusas para una sinrazón que no tiene límites, para una vida falta de conciencia y de unidad con el Todo; que no tiene medida en el daño que causa a la tierra que lo ampara. La armonía es la base que rige a todos los mundos y es ahí donde nuevamente se pone de manifiesto vuestra torpe inteligencia, vuestra falta de unidad y vuestro poco respeto hacia una creación que evoluciona hacia lo perfecto. El daño que habéis y estáis infligiendo a vuestro mundo y a otros seres de otras tierras, que se verán afectados por vuestra irracionalidad, es lo que realmente preocupa a la Confederación de los Mundos. Que seres tan animalizados como vosotros hayan evolucionado una parte tecnológica y dañina; sin haber reflexionado hasta dónde se puede llegar. No deis por sentadas cosas que no conocéis; el universo es rico en vida y vida inteligente, que abraza una razón en la ruta del ordenamiento cósmico. No sois imprescindibles; no en la forma en la que os encontráis. Habéis infringido normas que atañen a un todo y más concreta- mente a vuestro sistema, que como ya te he dicho anteriormente, se nutre de vuestro error de pensamiento. Creéis conocer, y sin embargo, es vuestra sinrazón la que impide que vislumbréis la verdad de una Gran Creación que va desde lo más ínfimo a lo más grande; desde lo más burdo hasta la más absoluta perfección. Y es así que el Consejo de Sabios que rige vuestro mundo y el de otros, ha decidido dar una nueva oportunidad, para que el hombre de tu Tierra evite la sinrazón a través de la razón, y pueda así ponerle freno al mal que os acecha. Y es ésta la última antes del final de la 5a etapa del hombre de la Tierra. Nosotros somos conocedores de lo que se os avecina, que no es más que la reacción natural de un planeta que está siendo dañado por las criaturas que cobija. Es vuestra decisión y no la nuestra, la que decidirá el futuro del hombre; pero sí os digo que si no lo remediáis, vuestro final será terrorífico... Eyin |
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